jueves, 13 de mayo de 2010

AL PUERTO DEL MAR DEL SUR

Vivíamos a la orilla del mar,
donde día y noche era un solo dios
a nuestros ojos,
clavados en un espacio infinito
para que pudiéramos mirar los astros
que apuntaban a oriente, allí,
donde nace el universo.


Otras veces, el sol buceaba en el mar
para aparecer frente a la llanura de Curay,
iluminando los platanales.


Pero era la música que escuchábamos,
de notas largas, agudas,
graves y cortas,
que buscaban el final armónico
como la de la propia lira,
creaba atmósferas de infinito placer.


Y el mar, escarbando debajo de las casas,
queriendo treparse a las habitaciones
para seguir navegando en sueños...

No hay comentarios:

Publicar un comentario