jueves, 13 de mayo de 2010

INSTANTÁNEAS

Para iniciarte te conjugo en presente.
Al perder la memoria, se recobra la locura.
Tus manos, adjetivan mis sentidos.
Mi entretenimiento, es despeinarte.
Ante cualquier pacto, la palabra primero.
Sin soledad, es mejor, no empezar nada.
Al ausentarte, a pedazos se reconstruye todo.
La amistad, aquella réplica que se conserva.
El vacío, aro que nos envuelve en su eco.
Al apretar, crece el sonrojo.
Besar y mantener el deseo húmedo.
La mujer negra me rescata de tanta luz.
Son las cruces las que me recuerdan los árboles caídos.
Quisiera llenar tus archivos con toda mi poesía.
Tu nombre lo he escrito con el alfabeto morse: con punto y raya.
No hay proceso más K, que tu indecisión.

INSTANTÁNEASPara iniciarte te conjugo en presente.

RELACIONES

Ni la literatura ha podido ayudarme
cuando he llamado a la amistad
para que conjure mi torpeza habitual
y pueda relacionarme con los otros.

Es como toda carga pesada que ancla la idea
y aprieta fuerte la lengua.
Entonces mi lenguaje no crea, solamente
escupe espuma para rumiar su silencio.

No es la timidez la única compañía
también se encabalga la duda,
que se abre paso ante la escritura
inclinándose a los pies de los poetas.
TU BOCA CON HIELO

En mis viajes por todos los mares
conocí de puertos y bebí de vinos.

Conocí el puerto de Cona Kry en Nueva Guinea
y bebí el vino de la fruta más insípida.
Atraqué en el malecón de Brazzaville
sobre el río Congo,
y me dieron a beber del fruto
que sólo madura un instante.

En la bahía del puerto de Shangai,
lúdico, tomé el licor
de las raíces chinas,
y en los muelles interminables de Calcuta
probé todos los licores de las uvas marinas
y dormí tres días en Amberes,
y sorbí de un solo trago
la esencia de la última rama.

Me embriagué en los puertos
de Famagusta, Larnaca y Limasol
y en poco tiempo recorrí
Monrovia y Mozambique.

Pero en el único Puerto
que detuve mi tiempo
fue en el Pacífico Perla,
donde, surto en bahía,
probé tu boca con hielo
que almibarada de ron,
ha eternizado mis sueños.
AL PUERTO DEL MAR DEL SUR

Vivíamos a la orilla del mar,
donde día y noche era un solo dios
a nuestros ojos,
clavados en un espacio infinito
para que pudiéramos mirar los astros
que apuntaban a oriente, allí,
donde nace el universo.


Otras veces, el sol buceaba en el mar
para aparecer frente a la llanura de Curay,
iluminando los platanales.


Pero era la música que escuchábamos,
de notas largas, agudas,
graves y cortas,
que buscaban el final armónico
como la de la propia lira,
creaba atmósferas de infinito placer.


Y el mar, escarbando debajo de las casas,
queriendo treparse a las habitaciones
para seguir navegando en sueños...
LLAMAS

Desde un rincón observa las primeras llamas
que crecen con el soplo del viento
en medio de unas líneas como rostros,
son las pinceladas que forman las huellas
en las caras que fueron de otras vidas.

La lujuria es una, que pide a gritos
el vicio de la carne, sin importarle
el abrasamiento que la invade.

Oh! Suerte del impenitente bebedor,
que no perdona liquido servido
para apagar una sed de principios.

Quizás, ese es otro rostro, el del sibarita,
que ahora ve calcinar su sensualidad,
en medio de un rubor ascendente.

Palpable las líneas marcadas en la frente
de la gula, que no tiene control de su apetito,
para hincharse de siesta sempiterna.

Aparece y desaparece el perfil del perezoso,
ahincado en un largo bostezo siniestro.

Parpadeante la figura del adúltero,
en su violación de la fe conyugal.

Ah! Hedonistas! Dioses tributarios
hacia una mar incendiada.





LLAMAS

Desde un rincón observa las primeras llamas
que crecen con el soplo del viento
en medio de unas líneas como rostros,
son las pinceladas que forman las huellas
en las caras que fueron de otras vidas.

La lujuria es una, que pide a gritos
el vicio de la carne, sin importarle
el abrasamiento que la invade.

Oh! Suerte del impenitente bebedor,
que no perdona liquido servido
para apagar una sed de principios.

Quizás, ese es otro rostro, el del sibarita,
que ahora ve calcinar su sensualidad,
en medio de un rubor ascendente.

Palpable las líneas marcadas en la frente
de la gula, que no tiene control de su apetito,
para hincharse de siesta sempiterna.

Aparece y desaparece el perfil del perezoso,
ahincado en un largo bostezo siniestro.

Parpadeante la figura del adúltero,
en su violación de la fe conyugal.

Ah! Hedonistas! Dioses tributarios
hacia una mar incendiada.
MADRE TIERRA

Madre tierra que fuiste
la que prodigabas vida
Ya no eres
la de los siglos del futuro.

Eres una tierra cultivada
de surcos pisados por tractores
y tubos giratorios que te lavan.

Madre tierra protectora
la que albergaba colores
ya no eres
la de la flora tropical del universo.

Eres tierra enajenada
de cuadrículas mal trazadas
y de semillas transgénicas invadida.

Madre tierra de la selva
la que hacía trinar a las volandas
ya no eres
la de la fauna de gargantas roncas.

Eres tierra dominada
de punzantes jirones custodiada
ya no eres
la madre que paría vidas.