La ruana verde
cubre el árbol en otoño
ya no protege su epidermis
sino el derrumbe de sus hojas.
El paisaje hoy
no tiene luz
no tiene mar
en el alma
se apagan las olas.
Hacer una pradera
no requiere
ni de trébol
ni de abejas
sólo de unas
grandes manos
que despiertan
cualquier sueño.
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